Descubriendo La Habana en 3 días: Tradición y modernidad en cada esquina

Llegué a La Habana con muchas expectativas, pero nada me preparó para esa mezcla única de historia, música y sabores que encontré en cada calle. En tres días viví una experiencia intensa, llena de contrastes: desde caminar entre edificios coloniales hasta cenar en restaurantes modernos que podrían estar en cualquier ciudad cosmopolita.

Paseando por La Habana Vieja

Caminar por La Habana Vieja fue como entrar en una máquina del tiempo. Entre balcones coloridos, autos clásicos y músicos improvisando en las plazas, entendí por qué este barrio es Patrimonio de la Humanidad.
Uno de mis descubrimientos fue Al Carbón, en la calle Aguacate, famoso por sus carnes a la brasa y su ambiente acogedor. Perfecto para probar un menú diferente dentro del entorno colonial de la Habana Vieja.


Sabores modernos en una ciudad clásica

Lo que más me sorprendió fue la cantidad de restaurantes nuevos que están marcando tendencia en la ciudad.

  • La Guarida: un clásico renovado. Comer en este paladar es toda una experiencia; el edificio parece sacado de una película y la comida es de las mejores que probé en Cuba.
  • Sensaciones: un restaurante moderno con ambiente fresco y cocina creativa, ideal para cenar con amigos y probar combinaciones sorprendentes.
  • Atelier: un restaurante íntimo y creativo en El Vedado, con un menú que cambia cada día y un ambiente elegante sin perder el toque cubano.
  • Nodo: un espacio de diseño contemporáneo que apuesta por una cocina internacional con ingredientes locales. Su estilo minimalista y moderno contrasta con la Habana más tradicional.

 


El Malecón y la Fábrica de Arte Cubano

Hay lugares que resumen lo que es La Habana, y para mí fueron dos: el Malecón y la Fábrica de Arte Cubano.
El Malecón es pura vida: gente charlando, niños pescando, parejas mirando el atardecer. Caminar por allí me dio esa sensación de pertenecer, aunque fuera solo por unos días.
Y luego está la Fábrica de Arte Cubano (FAC), un espacio increíble donde conviven música en vivo, exposiciones, proyecciones de cine y buena gastronomía. Si quieres ver la cara más vibrante y moderna de La Habana, este es el lugar.

 


Reflexión final

En solo tres días, La Habana me regaló momentos que no se olvidan: el sabor fuerte de un café cubano, la brisa del Malecón, una cena sofisticada en restaurantes modernos y el sonido de la salsa mezclado con jazz en la FAC.
Es una ciudad que no solo se visita, se vive. Y que te deja con ganas de volver, siempre.

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